Y es que, Amazon España, que comenzó con una plantilla reducida y sin tener unas oficinas centrales en España, ha crecido hasta convertirse en una de las 15 empresas que más empleados tienen en territorio nacional. Externalizaron aún más el proceso y encargaron la gestión a una agencia catalana, Camp digital, a finales de 2020. Según fuentes internas de la compañía, en 2021 despidieron a casi toda la escasa plantilla que quedaba y, haciendo caso omiso a su experiencia, se plantearon relanzar un producto enfocado en los básicos, es decir, diametralmente opuesto al que les había encumbrado como marca de referencia. Carrasco, que aplaude la labor de Stella McCartney en su cruzada por un lujo sostenible, lidera la firma más combativa de la pasarela catalana, centrada en esta edición en destacar a otras firmas que también hacen un uso con conciencia ecológica en sus diseños. Algunas acaban de nacer y otras están consolidadas gracias a sus diseños especiales a precios razonables. Sus precios son un poco más elevados (los vestidos largos rondan los 500 euros), pero aúnan originalidad, calidad y fabricación nacional.
Ruth Díaz es una de las personas que participó en el lanzamiento de Amazon España hace hoy justo diez años, en un momento en el que las compras online no eran tan populares como lo son ahora. Las firmas que pululan por su e-shop no pertenecen al mundo low cost: unos vaqueros pueden costar 300 euros mientras que un top supera los 100. Las prendas más económicas son las camisetas de algodón que cuestan entre 50 y 70 euros. La pasada primavera, Kling, a través de Camp Digital, se alió con la firma barcelonesa Mint Eyes para lanzar una cápsula de camisetas básicas que pasó desapercibida. Durante más de diez años, las prendas naïf de Kling vistieron a toda una generación de españolas, pero a mediados de la pasada década el cambio de estética, de modelo de consumo y una serie de gestiones equivocadas fueron reduciendo su cuota de mercado.
En 1999 se estrenó Novia a la fuga, en la que Julia Roberts aparece con una camiseta de Custo Barcelona estampada en tonos tierra durante una escena que se desarrolla en un campo de fútbol americano. A su vuelta a Barcelona decidieron crear una camiseta masculina inspirada en aquel estilo con una palmera impresa sobre un fondo playero. «No veo normal que una camiseta valga tres euros. Se vendían aproximadamente a 15 euros. Además acumula una inversión de 6.800 millones de euros y cuenta con más de 30 centros en España, que incluyen siete centros logísticos, dos centros de distribución, tres centros logísticos urbanos, 19 estaciones logísticas, dos centros tecnológicos y un centro de apoyo a colaboradores comerciales, así como oficinas corporativas en Madrid y Barcelona. Una camiseta a tres euros la verán normal, pero tienen que comprender que un precio más elevado es más honesto. Tuvieron incluso algunas prendas virales, como aquella camiseta en la que se leía ‘Winona ladrona’. Fue una camiseta pero podía haber sido cualquier otro soporte. La estilista Cristina Hernando, que ha desarrollado su carrera en distintas revistas de moda como S Moda, acaba de lanzar su marca, una propuesta basa en el deshabillé, una prenda inspirada en una ba que recuerda a las creaciones de Cristóbal Balenciaga, uno de sus referentes.
Sus joyas han vestido las creaciones de diseñadores españoles como Ion Fiz, POL o Angel Schlesser y no dejan de conquistar a la prensa especializada. Ella y su socio y pareja, Manuel, segunda equipacion barcelona están detrás de las exitosas creaciones de Small Affaire. Ella lo hizo desde París y él desde Luxemburgo. Pedrusco trabaja la cerámica esmaltada de forma artesanal desde su taller ubicado en Bilbao. Ahí estaban sus oficinas cuando la marca empezaba a vender camisetas, pero los vecinos argumentaban que la apertura en la calle principal del barrio era una forma de atraer otros negocios ‘internacionales’. Además, tiene muchas posibilidades después del evento en cuestión. La gran ventaja es que podrás usar cada pieza por separado después del evento. Sonia Carrasco, la española que pasó por los talleres de Alexander McQueen y trabajó mano a mano con Phoebe Philo en Céline («de ahí aprendí a ser lo perfeccionista que soy ahora»), carga su artillería contra la moda rápida pocos minutos antes del desfile de su marca homónima en la segunda jornada de la Pasarela 080 Barcelona Fashion.
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